En lo que se refiere a formación en riesgos laborales existe la percepción de que esta  es una disciplina en la que todo está ya estudiado, y en la que, de cara a minimizar los peligros de cualquier actividad laboral, hay un riguroso método que se aplica siempre.

Pero lo cierto es que, aunque en la mayor parte de actividades profesionales es así, no se trata de un sector en el que los conocimientos y medidas a adoptar sean de aplicación permanente.

La razón principal es que el trabajo evoluciona con la sociedad, y poco a poco, según van apareciendo nuevos tipos de empleo, la prevención de riesgos laborales debe adaptarse a las amenazas para la salud que dichos puestos generan y por tanto la formación en riesgos laborales debe mantenerse actualizada en todo momento.

Mucho se habla de un futuro en la que la robótica tendrá un papel principal, y este es solo un ejemplo de cómo el sector laboral va a cambiar en los próximos años.

Otros aspectos como el cambio climático también van a tener un fuerte impacto sobre los riesgos que un trabajador correrá a la hora de desarrollar sus tareas.

En general, la aparición de nuevas profesiones siempre lleva aparejada la creación de nuevos problemas, en los que la seguridad se ve envuelta. Y estos problemas pueden ser de muy distinta índole, desde psicológicos hasta físicos por efecto de la climatología o de los esfuerzos a desarrollar o como resultado de enfermedades que se contraen en el ámbito de la empresa..

Esta es la razón por la que la formación en riesgos laborales nunca puede considerarse como una tarea finalizada, y es extremadamente importante mantenerse al día de la evolución del mercado laboral y de las características que presentan las nuevas tareas y profesiones.


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