Formación en riesgos laborales ante amenazas ambientales.

A menudo se considera que la formación en riesgos laborales está enfocada a cubrir únicamente las eventualidades o amenazas que se derivan de un puesto de trabajo.

Pero no hay que olvidar que los riesgos no se limitan a los inherentes a la tarea que se realiza, sino que entre estos también hay que incluir los que se derivan del entorno.

Las altas temperaturas son un buen ejemplo de como un factor puede tener un alto nivel de impacto sobre los trabajadores sin que necesariamente tenga que estar relacionado con la tarea a realizar.

Es evidente que la temperatura es un problema que se aborda desde un principio en puestos que implican exposición al fuego o maquinaria que genere calor.

Pero, ¿Qué ocurre cuando el calor no es una característica del puesto de trabajo sino una circunstancia puntual?

El responsable de prevención de riesgos laborales no puede ignorar la posibilidad de que esto ocurra.

Incluso fuera del periodo veraniego se producen periodos de altas temperaturas que pueden ocasionar que los trabajadores sufran las consecuencias de un golpe de calor, que en ocasiones pueden llegar a ser mortales.

Por lo tanto, la formación en riesgos laborales debe ser amplia y completa para abordar todo tipo de circunstancias, incluso las menos previsibles.

Hay zonas cuya ubicación geográfica no las hace especialmente proclives a este tipo de amenazas ambientales, pero incluso en ellas, los responsables de prevención necesitarán conocer las medidas a adoptar para minimizar los riesgos si estas situaciones poco usuales llegan a producirse.

Cambiar los turnos para que los trabajadores no tengan que exponerse en las horas de más calor, una hidratación adecuada, ropa amplia y fresca…

El responsable de prevención debe ser conocedor de todas las posibilidades y estar preparado para ellas, y para ello necesita de una formación integral en este campo.


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