LA ADAPTABILIDAD COMO BARRERA PRINCIPAL DE LOS PARADOS DE LARGA DURACIÓN PARA RETORNAR AL MERCADO LABORAL

Del total de los desempleados españoles, un 27,7% (1,4 millones) llevan más de tres años sin conseguir un trabajo.

 

Muchos parados de larga duración buscan trabajo por una necesidad vital, lo que los predispone a cometer errores.

 

Algunas empresas optan por evitar contratar a este perfil de desempleado para poder prevenir las inconveniencias que pudieran surgir.

 

En España un 27,7% de las personas que se encuentran en desempleo llevan más de tres años sin conseguir ningún trabajo, lo que supone que existe más de 1,4 millones de personas en esta situación según los datos ofrecidos por la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al año 2015. Esta realidad obliga al citado colectivo a tratar de formarse en numerosos ámbitos en los que no tienen ningún conocimiento previo bajo unos niveles de presión que pueden derivar en errores humanos.

 

“Cuando parados de larga duración son seleccionados para un puesto de trabajo quiere darlo todo, quiere demostrar que sabe y que puede llevarlo adelante, y esta presión muchas veces provoca que no lo haga bien y que en un momento dado pueda ocurrir un accidente o tener un problema con la empresa”, señala el gerente de Teknodidaktika, Asier Eguren. Además, muchos de los profesionales se enfrentan a retos que no han afrontado nunca antes y les cuesta más adaptarse que a una persona más joven.

 

En ocasiones, viven situaciones personales muy duras, y a muchas de ellas les atrae una necesidad vital que origina un estrés que no ayuda nada en su proceso de adaptación. “Tampoco ayudan los responsables de muchas empresas, que en lugar de mostrarse comprensivos optan por no contratarlos”, señala Eguren. El gerente de la empresa de prevención de riesgos laborales destaca que los encargados deberían tener más comprensión, permisividad y mano izquierda.

 

Valor añadido

 

“Muchas empresas nos llaman y nos piden profesionales que sean buenos, pero también que sean jóvenes”, algo que Eguren califica como un error porque “las empresas tienen que tener en cuenta cada caso en particular, y a veces juzgan a algunos colectivos y optan por no darles ninguna oportunidad”. A ojos del experto, también hay que valorar la experiencia, la madurez y la responsabilidad que van a aportar a la empresa, características que pueden dotar de un importante valor añadido a la compañía.

 

Para que la gestión de este gran cambio para los parados de larga duración se dé de manera adecuada, es vital que se focalicen esfuerzos en ambos sentidos. Por una parte, el trabajador tiene que tratar de sosegarse, evitar tomar decisiones arriesgadas manteniendo la calma y consultando cualquier problema que se pueda dar, mientras que las empresas deberían tener más cuidado a la hora de ejercer presión sobre el trabajador, de tal manera que no se vea en la posición de cometer errores evitables.  

 

Las empresas últimamente tienen una tendencia a no contratar a las personas mayores de 45 años, algo que el Gobierno tampoco fomenta en exceso, pero “una persona de esta edad tiene cuerda para rato”, y presumiblemente tiene una amplia experiencia laboral que “le permitirá afrontar sus retos profesionales desde otra perspectiva distinta a la que podría tener una persona que todavía no ha madurado del todo en el mercado laboral”.


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